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Podología

¿Qué tipo de infecciones pueden contraer los pies en la piscina?

10 de julio de 2023octubre 19th, 2023Ningún Comentario
Caminar en la piscina | Clinisalud

Durante los meses de verano, un baño en la piscina siempre resulta reconfortante. No obstante, conviene no perder de vista que esta agradable experiencia comporta algunos riesgos para la salud de nuestros pies. El calor, la humedad y las aglomeraciones crean las condiciones propicias para el crecimiento de hongos, virus y bacterias, lo que incrementa la probabilidad de desarrollar infecciones podales. ¿Cuáles son las infecciones más habituales de los pies en la piscina y cómo pueden prevenirse y tratarse?

Infecciones en los pies relacionadas con las piscinas

Caminar descalzo por el recinto de una piscina pública significa exponerse al contacto directo con infinidad de agentes patógenos que proliferan, sobre todo, en las áreas con mayor concentración de humedad. Por este motivo, el suelo de los vestuarios, las duchas o el borde de la piscina son los principales focos de contagio.

Si se toman algunas medidas preventivas, es posible evitar o minimizar la acción de estos microorganismos. Por ejemplo, conviene utilizar chanclas en todo momento y secarse bien los pies, sin descuidar los espacios entre los dedos. En cualquier caso, saber detectar los síntomas de las patologías cutáneas que se propagan en las piscinas y consultar a tiempo a una especialista resulta fundamental para detener su desarrollo y transmisión.

infecciones y hongos en piscinas

Las infecciones más comunes en este entorno están causadas por hongos. Estos pueden permanecer durante largos períodos en estado latente a la espera de encontrar las condiciones idóneas para reproducirse. A continuación, vamos a analizar con más detalle tres de las afecciones más infecciones en los pies típicas de las piscinas.

Pie de atleta

La primera y más frecuente infección de los pies en la piscina es el pie de atleta, una infección micótica producida por un hongo denominado Trichophyton rubrum. Este tiende a alojarse en los espacios interdigitales y, en un primer estadio, provoca enrojecimiento, picor y quemazón.

A medida que la infección se expande, es común la aparición de ampollas y piel inflamada o escamosa. Sin un tratamiento adecuado, este trastorno puede extenderse a otras zonas cálidas y húmedas del cuerpo, como las ingles.

Para combatir el pie de atleta, se recomienda utilizar pomadas o sprays antimicóticos. Por otra parte, resulta imprescindible mantener una rigurosa higiene personal con el fin de proporcionar a la piel las condiciones idóneas de sequedad y asepsia.

infecciones en los pies en la piscina

Hongos en las uñas u onicomicosis

La onicomicosis se manifiesta mediante la aparición de manchas amarillentas o marrones en la superficie de las uñas. Estos hongos, a menudo, afectan también al llamado lecho ungueal, es decir, la piel situada bajo las uñas. En los casos más severos, estas pueden astillarse o, incluso, separarse y caer.

En principio, se trata de una infección leve e indolora. No obstante, una visita al podólogo resulta aconsejable, ya que las cremas antifúngicas de libre acceso no garantizan la desaparición definitiva del hongo. Además, solo un especialista puede evaluar el alcance de la lesión y proponer el tratamiento más adecuado para cada paciente. La aplicación de láser, por ejemplo, ha demostrado excelentes resultados para tratar las micosis más persistentes.

Verrugas plantares

A diferencia de las patologías antes mencionadas, las verrugas plantares son una infección vírica causada por el virus del papiloma humano. Entre sus síntomas más característicos, destacan unas callosidades formadas por anillos de color amarillento con puntos negros en su interior. Estos últimos son vasos sanguíneos coagulados. Las verrugas plantares pueden ser dolorosas y, en muchas ocasiones, impiden al paciente caminar con normalidad.

hongos de los pies en la piscina

La elección del tratamiento varía según el tipo de verruga, su ubicación, profundidad y extensión. Este suele consistir en una combinación de medicamentos tópicos con procedimientos como el láser, la crioterapia o la electrocirugía.

En definitiva, tras un día en la piscina, es importante estar atentos a cualquier anomalía en los pies. Si surge la más mínima duda, la mejor solución es consultar a un especialista. Solo un podólogo puede proporcionar un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo.

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