Tenemos que vigilar los pies de los más pequeños. Si detectas que tu niño “anda raro”, desgasta de manera agresiva el calzado o lo deforma mucho, es el momento de que lo valore un profesional.
Un estudio de la pisada infantil permite observar cómo anda y detectar dónde reside el problema, con el fin de corregirlo lo antes posible. Esto puede evitarnos que en el futuro padezca dolores y deformaciones que afecten en su crecimiento normal.