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¿Sabes cómo curar ampollas?

25 de junio de 2024septiembre 17th, 2024No Comments
Ampollas en los pies

Las ampollas son la acumulación de líquido por debajo de la piel debido a una fricción, ya sea por el calcetín, el calzado o los impactos constantes debidos a una actividad continuada. Puede incluso empeorar en condiciones de calor y humedad. Son una reacción de nuestro cuerpo para proteger esa zona dañada.

¿Sabes cómo curar ampollas?

  1. Para tratar una ampolla, primero debemos mantener la zona limpia y seca.
  2. Desinfectaremos la zona antes de empezar a tratarla o lavarla bien con agua y jabón para que no se infecte, al igual que la aguja que vayamos a utilizar.
  3. Pincharemos la ampolla con la aguja y apretaremos con una gasa o algodón (con yodo o clorhexidina) para drenar el líquido hacia afuera. Repetiremos varias veces si fuese necesario. Si no disponemos de una aguja, también podemos utilizar un imperdible.
  4. Cubrir la ampolla con un apósito durante un par de días y luego dejar que se seque al aire, para no macerar la herida.
  5. Una vez curada la ampolla, se puede poner un fieltro por encima del apósito para que dé amortiguación y no moleste, sobre todo si hay que realizar alguna actividad deportiva.

Sangre en las ampollas de los piesConsideraciones a tener en cuenta antes de curar ampollas

  • No cortar la piel sobrante de la ampolla. Al tener esa zona más sensible y debilitada, puede volver a salirnos ampolla o herida, y tardará más en curarse.
  • Si ya se ha estallado la ampolla, dejar que se caiga sola la piel sobrante.

Cuidados posteriores a la curación

Una vez que la ampolla se ha curado, es importante continuar cuidando la piel para prevenir la aparición de nuevas ampollas. Lo ideal es mantener la piel suave aplicando una crema hidratante específica para pies.

También te recomendamos exfoliar la piel de manera regular con una piedra pómez o un exfoliante para eliminar las células muertas y evitar la formación de callos, lo que puede reducir la fricción y, por lo tanto, las posibilidades de desarrollar nuevas ampollas.

Continúa usando calzado adecuado que no cause fricción excesiva. Si has tenido problemas con ciertos zapatos, es mejor evitarlos o adaptarlos con plantillas o almohadillas protectoras.

Después de eliminar una ampolla, dale a tu pie el tiempo necesario para recuperarse antes de reanudar actividades físicas intensas que puedan empeorar la zona afectada.

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¿Qué provoca la aparición de ampollas en los pies?

Si estás leyendo este post, seguro que sabes que las ampollas son una molestia más común de lo que parece que suele aparecer cuando menos lo esperamos, y a menudo en los momentos más inoportunos. Esta acumulación de líquido bajo la piel es el resultado de una fricción repetitiva causada, normalmente, cuando corremos durante largos periodos de tiempo. Imagina correr una maratón con un par de zapatos nuevos. El roce continuo del calzado contra la piel puede provocar que se forme una ampolla. Este problema no es exclusivo de los corredores; cualquier persona puede sufrir ampollas al usar zapatos que no se ajustan correctamente.

Las actividades físicas intensas, como correr, caminar largas distancias o practicar deportes intensos, también aumentan el riesgo debido a los movimientos repetitivos y de alto impacto. Además, las condiciones de calor y humedad hacen que los pies suden más, incrementando la fricción y la probabilidad de que aparezcan las temidas ampollas. Los materiales ásperos o sintéticos en calcetines y calzado, que no permiten una buena transpiración, contribuyen a este problema al aumentar la fricción y la acumulación de humedad. Recuerda usar siempre calzado adecuado para evitar la aparición de ampollas o lesiones de cualquier tipo.

Por otro lado, las personas con problemas en el pie, como pie plano o arco alto, también son más propensos a desarrollar ampollas debido a la distribución irregular del peso y la presión.

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¿Puedo evitar la aparición de ampollas en los pies?

Sí. De hecho, prevenir las ampollas es mucho más fácil que tratarlas una vez que aparecen. Como decíamos hace unas líneas, la elección del calzado adecuado es fundamental: los zapatos deben ser lo suficientemente amplios para permitir la expansión natural del pie durante el día, pero lo suficientemente ajustados para evitar el deslizamiento del pie dentro del zapato. Usar calcetines técnicos hechos de materiales que absorban la humedad y reduzcan la fricción también es esencial. Los calcetines con tecnología antiampollas son una excelente opción para quienes son propensos a desarrollar estas molestas burbujas.

En áreas donde solemos desarrollar ampollas, es útil aplicar protectores de silicona, almohadillas o vendas preventivas antes de ponernos los zapatos. Mantener los pies hidratados con una crema específica para pies ayuda a evitar la piel seca, que es más propensa a ampollas debido a su capacidad de agrietarse.

Adaptar gradualmente el calzado nuevo, usándolo durante periodos cortos de tiempo hasta que se amolde bien a la forma del pie, es una estrategia efectiva. Reducir la humedad cambiando los calcetines mojados lo antes posible y secando bien los pies después de ducharse o nadar también es crucial. El uso de polvos antitranspirantes en los pies puede ayudar a reducir la sudoración excesiva y la humedad, previniendo así la formación de ampollas.

 Recuerda… la mejor protección es nuestra piel, ¡cuídala!

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