
¿Alguna vez has sentido un dolor intenso y repentino en la planta del pie o en los dedos que te bloquea toda la zona? Seguro que sí y, si te pasa a menudo, quizás te consuele saber que no estás solo. Los calambres en los pies son uno de los problemas más habituales que sufren nuestros pacientes y una de las consultas más habituales que atendemos en Clinisalud. Aunque suelen ser episodios puntuales, cuando se repiten con frecuencia pueden afectar tu descanso – sobre todo si ocurren mientras duermes -, tu actividad diaria y tu rendimiento deportivo.
Vamos a contarte todo lo que necesitas saber sobre ellos:
¿Qué son los calambres en los pies?
Los calambres son contracciones musculares involuntarias y súbitas que provocan un dolor intenso. Suelen durar unos segundos o minutos, y luego desaparecen de manera espontánea, dejando a veces una sensación de tensión o fatiga muscular.
En el pie, los calambres aparecen sobre todo en:
✅ La planta (especialmente en la zona del arco).
✅ Los dedos, que se pueden quedar rígidos o doblados.
✅ El empeine.
Si los calambres en los pies ocurren de manera puntual no te preocupes, es algo relativamente normal. El problema viene cuando se vuelven recurrentes o se asocian a otros síntomas (hinchazón, entumecimiento, cambios de color), ya que, en esos casos, conviene valorarlos con un podólogo con experiencia.
¿Por qué aparecen los calambres en los pies?
Lo primero que queremos dejar claro es que no hay una única causa que provoque los calambres y, por tanto, es importante valorarlo caso por caso. En la mayoría de casos intervienen varios factores al mismo tiempo. Estas son las razones más comunes:
Deshidratación: cuando el cuerpo pierde líquidos y sales minerales (sodio, potasio, magnesio), el músculo se descoordina y puede contraerse de forma brusca provocando el calambre.
Sobrecarga muscular: estar mucho tiempo de pie, caminar durante muchas horas seguidas o realizar ejercicio intenso sin calentar correctamente – ¡ya hemos hablado largo y tendido sobre el tema! – favorece que los músculos del pie puedan sufrir calambres.
Problemas de circulación: una mala circulación puede hacer que el músculo no reciba suficiente oxígeno, aumentando la probabilidad de calambres, sobre todo por la noche.
Calzado inadecuado: si usas zapatos muy estrechos, con suela rígida o tacón alto que comprimen los músculos y modifican la pisada es posible que los músculos reaccionen con un calambre. Recuerda que te hemos dado todas las pautas que necesitas para saber qué calzado puedes usar en cada situación.
Alteraciones biomecánicas: si tienes problemas de pies cavos, planos o con mala alineación que generan un esfuerzo extra en ciertos músculos al andar, puedes sufrir calambres con bastante frecuencia.
Enfermedades metabólicas o neurológicas: en menor medida, la diabetes, el hipotiroidismo o algunas neuropatías pueden provocar la aparición de calambres.
Embarazo y cambios hormonales: en mujeres embarazadas es frecuente por la retención de líquidos y la presión vascular.
Cómo aliviar un calambre en el momento
Si tienes un calambre, estos pasos pueden ayudarte a disminuir el dolor:
Estira suavemente la zona afectada. Por ejemplo, si es en la planta, tira de los dedos hacia arriba mientras mantienes la pierna estirada.
Masajea los músculos con movimientos circulares, ejerciendo poco a poco más presión en la zona.
Aplica calor para relajar la contracción.
Si es posible, camina despacio unos minutos para reactivar la circulación.
Bebe agua si sospechas que puede ser por deshidratación.
¿Puedo prevenir los calambres?
Te lo decimos ya por si no quieres seguir leyendo: sí, puedes prevenir los calambres en los pies. Lo primero que tienes que tener en cuenta es que es muy importante mantenerte hidratado para evitar problemas, ya que, cuando el cuerpo pierde líquidos y sales minerales a lo largo del día, la musculatura del pie se vuelve más susceptible a contraerse rápidamente y provocar un calambre. Lo hemos dicho varias veces en otros artículos del blog, pero recuerda beber agua no solo cuando tienes sed, ya que ayuda a que los músculos funcionen con normalidad. En personas que hacen mucho ejercicio pasan muchas horas de pie, esta falta de líquidos es una de las causas más habituales de calambres.
También te recomendamos que dediques unos minutos diarios a estirar suavemente la planta del pie, los dedos y la zona de los gemelos junto al resto de los músculos del cuerpo. Los estiramientos te ayudan a ganar flexibilidad en el día a día y, en casos en los que vayas a realizar una actividad física relativamente intensa, preparan los músculos para el esfuerzo y, después, ayudan a que se relajen y se recuperen mejor.
Por último, si los calambres aparecen muy a menudo y se acompañan de fatiga muscular, habla con tu podólogo. A veces detrás hay déficits de magnesio, potasio o calcio que conviene revisar con un análisis, especialmente si también notas calambres en otras zonas del cuerpo.
¿Qué problemas pueden causar los calambres frecuentes?
Aunque parezca que un calambre es solo una molestia puntual, si ocurre con frecuencia puede provocar:
Dolor y sensación de “agotamiento” en la planta del pie.
Problemas para apoyar el pie con normalidad.
Alteración del descanso nocturno si aparecen en la cama.
Mayor riesgo de lesiones por sobrecarga muscular.
Inestabilidad al andar.
Por eso es importante no normalizar el dolor ni resignarse si tienes calambres con mucha frecuencia.
¿Cuándo conviene consultar con un podólogo?
Si los calambres en los pies se vuelven frecuentes, muy dolorosos o van acompañados de otros síntomas, en Clinisalud podemos ayudarte a:
✔ Identificar la causa principal de los calambres.
✔ Realizar un estudio de la pisada para valorar desequilibrios biomecánicos.
✔ Diseñar un plan de estiramientos y ejercicios personalizados.
✔ Valorar si necesitas plantillas personalizadas.
✔ Aplicar fisioterapia para relajar la musculatura y mejorar la circulación.