Es una realidad que muchas mujeres conocen, pero pocas dicen en voz alta: en muchos casos la estética sigue pesando más que la salud a la hora de elegir calzado. Tacones altísimos, punteras imposibles, tiras finas que no sujetan nada, zapatos rígidos que no respetan la forma del pie… Y todo esto, soportado durante horas, cada día. ¿El resultado? Molestias, dolor crónico, y con el tiempo, deformidades que afectan no solo a los pies, sino también a otras partes del cuerpo como rodillas, cadera y espalda.
La moda frente a la salud… y el pie siempre pierde
Cada día en consulta, en Clinisalud, atendemos a mujeres que llegan con dolores que llevan años arrastrando. Fascitis plantar, juanetes, metatarsalgias, dedos en garra, uñas encarnadas… La lista es larga y muchas veces el origen es el mismo: un calzado mal elegido.
Y no se trata de demonizar los tacones o los zapatos bonitos. Se trata de entender que no todo vale, que el pie no es un accesorio, sino una estructura compleja que sostiene todo el cuerpo y que necesita atención. Y que no hay por qué renunciar al estilo, pero sí es fundamental aprender a escoger bien.
¿Por qué el calzado que usamos puede hacer tanto daño?
¿Por qué el calzado que usamos puede hacer tanto daño?Altura excesiva del tacón: al elevar demasiado el talón, el peso del cuerpo se traslada hacia el antepié, comprimiendo los metatarsos. Esto puede generar metatarsalgia, callosidades dolorosas y deformidades en los dedos.
Punteras estrechas: al no permitir que los dedos se expandan de forma natural, se favorece la aparición de juanetes, dedos en garra y uñas encarnadas.
Falta de sujeción: los zapatos que no aseguran correctamente el pie obligan a los músculos a realizar un sobreesfuerzo continuo para mantener el equilibrio.
Materiales rígidos o sintéticos: dificultan la transpiración y aumentan el riesgo de ampollas, infecciones fúngicas o problemas de piel.
Número incorrecto: muchas mujeres tienden a comprar una talla menos para evitar que el pie “bailé” en el zapato. Pero eso solo añade compresión y fricción, dos grandes enemigas de la salud podal.
¿Por qué seguimos usando calzado inadecuado?
Porque hay mucha presión social. Porque cuesta encontrar zapatos “bonitos” y cómodos al mismo tiempo. Porque a veces la costumbre pesa más que el dolor. Y porque, sinceramente, muchas mujeres no saben que pueden evitarlo.
Pero se puede. Solo hace falta un poco de información, asesoramiento profesional… y darse el permiso de elegir también por salud.
¿Qué hay que tener en cuenta para elegir bien (sin perder estilo)?
¿Qué hay que tener en cuenta para elegir bien (sin perder estilo)?Busca una horma ancha en la parte delantera. Que los dedos puedan moverse, que no estén comprimidos.
Tacón sí, pero moderado: lo ideal es que no supere los 3-4 cm. Y si son necesarios más altos, que sea solo por un rato, no para todo el día.
Materiales flexibles y transpirables: piel, tejidos naturales, plantillas acolchadas… tu piel lo notará.
Sujeción firme: el pie debe estar bien sujeto, sin resbalarse hacia delante.
Compra el calzado por la tarde: es cuando los pies están más hinchados. Así te aseguras de no comprar un número más pequeño del que realmente necesitas.
En Clinisalud te ayudamos a entender tus pies
Cada pie es diferente. Y cada cuerpo también. Por eso, en Clinisalud trabajamos de forma personalizada con cada paciente. No solo tratamos el dolor, sino que buscamos su origen y te ayudamos a prevenir que vuelva a aparecer. Te enseñamos a elegir el mejor calzado, a cuidar tus pies con rutinas sencillas y, si es necesario, diseñamos plantillas personalizadas para proteger tu pisada y mejorar tu calidad de vida.
Si llevas tiempo soportando molestias que ya se han vuelto normales para ti… es momento de cambiar eso. Tus pies no tienen por qué doler. Te lo aseguramos.
👣 Ven a vernos. Te escuchamos. Y te ayudamos.
