Correr descalzo o con calzado minimalista suscita muchas preguntas en el mundo del running. Hoy os contamos la experiencia que vivimos y que nos hará reflexionar sobre este tema.
El pasado mes de Mayo tuvimos el placer de dar servicio de asistencia en podología y fisioterapia en la carrera de trail por etapas “Quixote Legend” organizada por la diputación de Albacete. Participaron un sin fin de corredores procedentes de distintas partes de España y del extranjero. Tuvimos la oportunidad de conocer a dos corredores que estaban hechos de otra pasta: Arnulfo Quimare y Silvino Cubesare, dos mejicanos procedentes del norte de México (exactamente de Chihuahua) y que pertenecían a la tribu de los Tarahumaras, que quiere decir “pies ligeros”. Durante los días de convivencia con ellos nos contaron que, debido a la ausencia de medios de transporte de motor en su país, tenían que recorrer grandes cantidades de kilómetros todos los días para llegar de un cultivo a otro, ya que ellos son agricultores. Para ellos recorrer grandes distancias forma parte de su estilo de vida.
Mientras que otros corredores utilizaban zapatillas de trail de última generación ellos corrían con las “Huaraches”, un trozo de rueda de coche usada y atado al pie con un cordón de piel de vaca. Éste era el calzado con el que disputaron la prueba. El único inconveniente que tenían las “Huaraches” (según ellos) era que si llovía y el terreno era muy pedregoso perdían adherencia. Además, si las bajadas eran muy pronunciadas el cordón de vaca se clavaba en la zona interdigital, entre el primer y segundo dedo. Debido a las condiciones del terreno y la climatología en alguna ocasión uno de ellos utilizó un modelo de zapatilla convencional de running que le regaló un amigo.
Pudimos analizar la anatomía y biomecánica de los pies de los Tarahumaras y observamos que estaban provistos de buena almohadilla grasa plantar tanto en el antepié como en el retropié. Esta almohadilla es la que les protege de los impactos contra el suelo, al igual que la amortiguación de nuestras zapatillas. El secreto de que puedan aguantar tantos kilómetros sin lesionarse radica en una adaptación diaria y muchas horas con las Huaraches puestas. Hay que tener en cuenta que éste es el calzado que utilizan para recorrer horas y horas sobre los campos de frijoles, donde ellos trabajan, o para jugar a “la bola”, el deporte local (aunque también lo practican descalzos).
Una persona que utilice calzado normal, de la noche a la mañana, no podría correr con las Huaraches. Nuestros pies y nuestro cuerpo durante la semana están acostumbrados a utilizar un calzado muy distinto con el que entrenamos o competimos en modalidades de running o trail. Es esto lo que hace que no estemos preparados para correr con un calzado tan minimalista. No podemos olvidar que las distintas marcas se preocupan de utilizar en sus modelos de zapatillas materiales muy técnicos que velan por la salud de todo nuestro aparato locomotor.
Si queremos parecernos a los Tarahumaras, primero deberíamos conocer nuestra anatomía y biomecánica para así saber si somos propensos a desarrollar alguna dolencia en el futuro. El minimalismo es una modalidad que necesita de un periodo de adaptación muy largo, además de múltiples cambios tanto de terreno por el que se entrena como del calzado deportivo hasta que finalmente el corredor se disponga a usar un calzado minimalista. La sociedad en la que vivimos nos condiciona a la hora de llevar un tipo de calzado u otro, por eso no nos podemos comparar con otras culturas las cuales correr con este calzado es algo natural.
Aquellos que estén decididos a pasarse al minimalismo, desde Clinisalud les recomendamos que busquen primero asesoramiento y que su cambio sea progresivo, con el fin de evitar futuras lesiones.
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